Champú sin sulfatos

Champú sin sulfatos: todo lo que necesitas saber

El champú sin sulfatos ha venido para quedarse. Los primeros clientes en probar este producto fueron las personas de piel sensible y quienes tenían el cabello dañado por tintes o planchas. Al escuchar las maravillas de este producto a quienes lo probaron primero y ver sus resultados en el cabello, pronto se fue sumando más y más gente.

Así, hoy en día es un producto fácil de encontrar en muchas marcas y podemos decir que hay una fórmula de shampoo sin sulfatos casi para cualquier tipo de cabello y necesidad. Pero ¿cuáles son todos los beneficios de este producto en piel y cabellos si no tengo problemas? ¿Hay alguien en concreto que no debería usar champús sin sulfatos? Vamos a verlo.

¿Qué son los sulfatos?

Necesitamos hablar un poco de química, pero vamos a ir al grano. Un sulfato es una sal, y se obtiene al mezclar ácido sulfúrico con una base. Hay muchos tipos de sulfatos, pero hoy vamos a centrarnos en los que puedes encontrar en tu champú.

Los sulfatos de los productos de higiene son tensioactivos. Un tensioactivo es capaz de reaccionar con las moléculas de grasa y modificarlas, para poder arrastrarlas con el agua. Dicho de manera coloquial, los sulfatos limpian la grasa.

Cuando hablamos de un champú sin sulfato queremos decir que no presenta ningún tensioactivo fuerte o irritante. En concreto, solemos referirnos a los que se conocen por las siglas SLS (Sodium Lauryl Sulfate) y SLES (Sodium Laureth Sulfate). De estos dos, el peor es el SLS, porque es más fuerte y hay personas que sufren irritación en la piel o excesiva sequedad tras su uso.

Te preguntarás para qué se han venido usando estos sulfatos en el champú si no son muy respetuosos con la piel. La respuesta es porque limpian bien. Hubo un tiempo en el que no estábamos tan acostumbrados a la higiene diaria, y entonces hacían falta jabones y champús potentes.

Al habituarnos a lavar la cabeza varias veces por semana, incluso una vez al día, comenzaron a multiplicarse los casos de dermatitis en el cuero cabelludo, descamación por sequedad y cabellos quebradizos u opacos sin motivo. En realidad, existía un motivo: al lavarnos a menudo no nos hace falta un tensioactivo fuerte, porque nos quita la defensa natural de la piel y el cabello, que son los lípidos y las ceramidas.

Qué es y para qué sirve un champú sin sulfatos

Un champú sin sulfatos es aquel que se ha formulado sin SLS ni SLES. 

El champú sin sulfatos puede ser sólido o líquido, eso no importa. El champú líquido es el mismo que el sólido, pero lleva más agua y algún otro conservante, para que no proliferen bacterias u hongos en ese medio tan idóneo.

Los champús sin sulfato, en realidad, necesitan tener tensioactivos, que también suelen tener en su fórmula la palabra sulfate. Recuerda que al principio te contábamos cómo hay muchos tipos de sulfatos. Los de las fórmulas libres de sulfatos son siempre suaves, bien tolerados por las pieles sensibles o reactivas, y no suelen dar lugar a un producto con un pH elevado (de esos que resecan la piel y el cabello en exceso).

Sin embargo, los tensioactivos de las fórmulas sulfate free son lo suficientemente efectivos como para dejar el cabello limpio y suelto, incluso si no te lo lavas a diario.

Tenemos que aclarar que la espuma no limpia. Un producto limpia por los tensioactivos, pero no todos hacen mucha espuma. Cuando usas por primera vez un gel o un champú sin sulfatos, puedes pensar que eso no limpia, porque apenas hace espuma, pero vas a ver cómo sí que funcionan.

Champús sin sulfatos

¿Son malos los champús con sulfatos?

Depende de quién los utilice y de la concentración en la que se presentan. Para pasar las pruebas de seguridad exigidas por la ley, ningún champú puede superar determinada concentración en sulfatos. Este valor depende de si se usa un único tensioactivo o más de uno y de cuáles son. De este modo, la ley nos asegura que lo que compramos es un producto que no es malo, en principio, para personas sin problemas particulares, como la piel muy seca.

También depende de la frecuencia de uso, como explicábamos antes. Y del estado de tu cabello.

Si usas de continuo champú con SLS, sobre todo, aunque también con SLES, y tu piel es seca o tienes el cabello castigado, vas a notar que tus problemas empeoran. Seguramente tu cuero cabelludo comience a tener lo que parece caspa, pero es en realidad descamación. Incluso podrías sentir picores, y tu cabello se romperá mucho más al peinarlo. Por si fuera poco, al tacto será áspero y se va a ver opaco.

Entonces, aunque puede no ser malo para tu salud, sí es probable que te acabe afectando si lo comparamos con lo que pasaría con una fórmula más respetuosa.

Cómo reconocer un champú sin sulfatos: entendiendo el INCI

El INCI es la lista ordenada, en orden decreciente, de los ingredientes de un cosmético. En el caso del champú líquido y del gel de ducha, los tensioactivos suelen ir en el segundo y tercer lugar. Si estás ante un cosmético sólido, seguramente el principal ingrediente sea ya un agente limpiador.

A veces encontramos otro más en menor proporción, porque hace que el producto sea más agradable al tacto o haga más espuma.

¿Recuerdas los nombres de esos tensioactivos a evitar, el SLS y el SLES? Te sugerimos apuntarlos para no caer en errores al leer el INCI de un champú. No debes evitarlos si aparece sulfate o sulfato, sino el nombre largo de alguno de esos dos: Sodium Lauryl Sulfate y Sodium Laureth Sulfate. 

Y, si no hay ningún sulfato en esa fórmula, tampoco te asustes, porque algunos tensioactivos tienen nombres comunes menos técnicos, como la betaína.

En el INCI pueden aparecer con su nombre químico real o con el aceptado, como puede suceder con el extracto de romero o la manteca de cacao, por ejemplo.

Beneficios de usar champú sin sulfatos

Cuando te pasas a una fórmula libre de sulfatos agresivos, tu piel pasa a regular su producción sebácea y tu cabello recupera poco a poco su brillo natural, si también eliminas las siliconas.

Es una paradoja, pero si lavas tu piel con un limpiador muy potente, puede suceder que se intente defender produciendo más grasa. Por tanto, las fórmulas sin sulfatos van bien a las personas con cuero cabelludo seco, normal, y a quienes producen demasiado sebo como consecuencia del uso de limpiadores demasiado fuertes. Y lo vas a notar desde el primer lavado: menos picores y menos descamación.

En cuanto al brillo y la resistencia a la rotura de los cabellos, el efecto tarda un poco más en apreciarse. Si usas tintes, secadores, planchas o acudes a menudo a la piscina, tal vez no baste con cambiar la fórmula del champú. Para esos casos, vas a necesitar también usar un acondicionador, una mascarilla o un sérum adaptados a tu tipo de cabello.

Las personas con cabello rizado y adictas al método curly adoran los champús sin sulfatos porque ayudan a que no se desarme el rizo natural, ese que se va cuando el cabello se reseca.

Champús sin sulfatos para método curly

Contraindicaciones de los champús sin sulfatos

Hay personas que pueden no tener buenas experiencias si se pasan al champú sin sulfatos. No porque sufran alergias, excepto si hay un ingrediente que no toleren, como en cualquier otro cosmético. Simplemente, pueden no tener buenos resultados porque esos usuarios, precisamente, sí necesiten de tensioactivos más fuertes que los del shampoo sin sulfatos.

En concreto, hablamos de gente con problemas como la dermatitis seborreica, si necesitan usar productos específicos, y de quienes utilizan siliconas para aportar brillo al cabello.

Las siliconas se añaden al champú, al acondicionador o a sérums especiales, para que se adhieran a la superficie del cabello y reflejen la luz. Como es lógico, no pueden irse con agua, y las fórmulas sulfate free no son capaces de arrastrar todos los restos de siliconas que quedan entre un lavado y otro. El resultado, en este caso, sería un cabello castigado y opaco por las siliconas utilizadas para dar brillo. Sí, otra paradoja.

Si tu cuero cabelludo es muy graso de verdad o utilizas estos productos para dar brillo, puedes utilizar el champú sin sulfatos para dar un respiro a tu cabello, alternándolo con el de formulación convencional. También puedes elegir una fórmula basada en el SLES y con poco SLS, para que sea mejor tolerada y no llegue a causar sequedad en la piel o en la hebra capilar.

El champú sin sulfatos aparece como una solución para gente con el cuero cabelludo sensible o reseco y para quienes tienen el cabello castigado o muy poroso. Sus efectos beneficiosos llevaron a muchas personas sin necesidades de este tipo a probarlos, y la mayoría quedaron encantadas. El cabello recupera su brillo y se rompe menos, mientras que el cuero cabelludo tiende a regular su producción de grasa.

Para saber si tu champú es libre de sulfatos, tienes que leer el INCI y conocer cuáles son los dos tensioactivos o agentes limpiadores a evitar. Algunas personas pueden no tener buenas experiencias con el champú sin sulfato porque ellas sí necesitan de una limpieza un poco más potente que la mayoría de la gente.