El ser humano es el animal social por excelencia. Vivimos en comunidad y necesitamos de los otros para nutrir una parte muy importante de nuestro ser: las emociones, los deseos de socializar, el placer de tener alguien en quien apoyarse y a quien ayudar.
Esto, sin duda, genera vinculaciones fuertes y que, cuando son sanas, ayudan a vivir mejor, ser más felices y tener una mayor estabilidad. Sin embargo, en muchas ocasiones deriva en un problema: la dependencia emocional.
Conocer qué es la dependencia emocional, cuáles las causas y los síntomas y, sobre todo, de qué manera superarla, es muy importante para evitar dinámicas tóxicas que pueden afectar sobremanera a una persona en su día a día.
Índice de contenidos
Qué es la dependencia emocional
Abordamos un ámbito tan complejo como las emociones y los sentimientos. En este sentido, no hay una ciencia exacta ni una regla o vara de medir que nos permita establecer un criterio único y claro. Sin embargo, desde el ámbito de la psicología y la sociología sí es posible definir este tipo de sumisión, aunque luego será importante adaptar la definición a cada caso y circunstancia.
Entendemos esta problemática como una vinculación insana que se da entre dos o más personas. De manera general, suelen establecerse unos roles en los que al menos una de las personas se sitúa por debajo de otra, en un estado de subordinación absoluta.
¿Por qué ocurre? Habitualmente la persona que queda en ese segundo escalón busca desesperadamente la aprobación y el afecto de la otra parte. Y por eso se pliega a todos sus deseos, forma de ser y de ver la vida: el objetivo es que la parte de poder de la relación acepte sin reparos a la otra.
Por decirlo de un modo más directo, es el enganche o adicción hacia otra persona. En este tipo de situaciones, la persona afectada piensa que no es nada sin la otra, que no sirve de nada, que nadie la va a querer y que tiene que adaptarse y ser como el otro espera para, al menos, merecer su atención.
La dependencia emocional se da, sobre todo, en el caso de las parejas, pero también es posible identificar casos entre padres e hijos, hermanos o incluso grupos de amigos, donde las dinámicas de poder no favorecen al menos a una de las personas implicadas.
Causas de la dependencia emocional
Aunque es importante tener en cuenta que cualquier persona, en un amplísimo número de circunstancias, puede caer en este tipo de relaciones inadecuadas, sí que hay una serie de circunstancias que pueden ser valoradas como causas que favorecen la dependencia emocional.
- Baja autoestima: las personas con baja autoestima tienden a buscar constantemente la aprobación fuera de sí mismas. En ese sentido, es más fácil que adapten su forma de ser o pensar para gustar a otras personas y que estas puedan subirles la autoestima al vincularse a ellas.
- Falta de afecto en la infancia: unos padres ausentes o una situación de desapego por parte de la familia suele estar en el origen de las personas propensas a depender emocionalmente de otras. Estas buscan, en su edad adulta o en la misma infancia, lo que no han tenido. Y son capaces de moldear su propia forma de ser para lograrlo.
- Sobreprotección en la infancia: como los extremos nunca son buenos, una situación de protección excesiva por parte de padres y otros adultos en la infancia también pueden significar que esa persona necesite constantemente la aprobación de terceros para sentirse segura.
- Miedo a la soledad: son muchos los motivos por los que una persona puede tener un miedo irracional a estar sola siquiera un minuto. En estos casos, es mucho más fácil que se desarrollen dinámicas insanas a la hora de relacionarse con otras personas, llegando a hacer todo lo que sea necesario para no sentir angustia por no compartir la vida con alguien.
Síntomas de la dependencia emocional
Una vez establecidas las principales causas que producen un perfil proclive a estas situaciones, es posible prever cuáles serán los síntomas que permiten ver que una relación de pareja, familiar, laboral o de amigos cumple con estas circunstancias.
¿Cómo saber si tengo dependencia emocional? Estos son los siete síntomas de la dependencia emocional más comunes y que tienen que levantar la alertas de quien las vea en sí mismo o en otros.
Incapacidad en la toma de decisiones
Una de las principales pistas que puede tener una persona al estudiarse a sí misma y buscar rasgos de estas vinculaciones es la incapacidad a la hora de tomar decisiones.
Las personas que sufren este tipo de experiencias no suelen sentirse cómodas a la hora de tomar la iniciativa y siempre esperan que el individuo del que depende lo haga.
Esto ocurre porque temen que su elección no sea la correcta o la que la otra parte prefiere. Y esta incapacidad puede ir desde asuntos complejos como decidir o no tener hijos hasta algo sencillo como reservar una mesa para cenar el fin de semana.
Búsqueda constante de compañía
¿No puedes estar solo? ¿Te agobias si llega una tarde sin planes con esa persona? Este es otro motivo importante de alerta.
El tiempo en soledad es importante: ayuda a conocerse, examinarse a uno mismo, percibir cómo te sientes, planear cosas, ordenarse… Tener miedo a este tipo de escenarios solo muestra que se siente pavor a planear cosas en solitario, sin supervisión.
Inexistencia del plano individual
Las personas que sufren esta condición tienen grandes problemas a la hora de imaginar una vida en solitario. No pueden abstraerse de la vida en pareja, en familia o en aquellos escenarios donde se produce la relación inadecuada.
Si no se puede tener un grupo de amigos diferente, hacer planes sin esa persona o, simplemente, pensar en qué conviene a la hora de plantear un cambio de trabajo o de estudios sin que la decisión del otro tenga más peso, entonces hay que reconocer que se siente una fuerte dependencia.
Miedo al rechazo
No tomar ninguna decisión ni hacer nada que pueda suponer una mala cara en la otra persona, hacer cualquier cosa que a ella le guste solo por agradar, sentirse fatal si hay una palabra más alta que otra…
Plegarse constantemente a los deseos del otro para no sentir rechazo es algo habitual en este tipo de personas vulnerables.
Obviamente, en cualquier relación social se hacen sacrificios, pero si estos son siempre y nunca se hace, se dice o se piensa algo de manera particular, entonces la situación no es favorable.
Sensación de vacío y tristeza
Pese a sentirse mejor cuando están en compañía de esa persona o personas concretas, siempre subsiste una sensación de vacío y tristeza en todo momento.
De manera inevitable, se siente que algo no marcha bien, que la vida tiene algo más que ofrecer, aunque no se sepa qué ni cómo.
Celos en las relaciones
La relación de dependencia emocional genera, a la vez, un sentimiento de propiedad sobre el otro. Aunque se trate de la parte que necesita a la otra, esto es así y da lugar a grandes sentimientos de celos.
Cuando esa otra persona queda con otros amigos, va a ver a su familia de forma individual o cualquier otra cosa, quien sufre la dependencia experimenta unos celos que pueden llevarle a situaciones de enfrentamiento, solicitud de explicaciones, etc.
Dejar de lado la vida anterior
Las personas con esta problemática suelen abandonar toda su vida anterior en favor del estilo que tenga aquel o aquella con quien establece el vínculo.
Se abandonan grupos de amigos, aficiones, se deja de ver tanto a la familia… Todo para ponerse al servicio de esa persona de quien se depende, 24 horas al día, 365 días al año.
Cómo superar la dependencia emocional
¿Se puede salir de este tipo de situaciones? Por supuesto que sí. Lo primero es darse cuenta del problema y tener voluntad de solucionarlo. En ese caso, toca preguntarse cómo superar la dependencia emocional. Estos son los principales pasos que se pueden dar en ese sentido:
- Buscar ayuda profesional: un psicólogo podrá ayudarte a asentar el problema, buscar los detonantes y trabajar en ellos para comprenderte mejor y poder construir una vida más estable a partir de ahí.
- Aceptar la incertidumbre: la principal virtud de una relación de dependencia es que aporta estabilidad y seguridad a la persona, aunque esa sea una sensación falsa. Aceptar que el mundo es cambiante, que tú también lo eres, y trabajar desde esa realidad será el primer paso para ser más libre.
- Usar el «no»: al principio cuesta, pero una vez que se descubre el «no» se empieza a sentir que al no hacer algo que no apetece se vive más tranquilo y poco a poco se adopta una actitud más asertiva.
- Recuperar placeres pasados: recupera un hobby olvidado, pasa tiempo a solas para reconocerte, encuéntrate con tus gustos y poténcialos.
- Abrirse a una vida social más amplia: una relación de dependencia emocional puede tener solución si hay voluntad por ambas partes, por lo que no hay por qué romper con ella sí o sí. Pero sí es recomendable ampliar el círculo social, verse con otras personas con otras ideas y formas de vida: en ese contraste se hallan cosas muy positivas.
Estos son los principales puntos a tener en cuenta sobre la dependencia emocional, cómo identificarla y, sobre todo, qué primeros pasos dar para solucionar esta situación y enfrentar la vida desde un escenario mucho más sano. Siguiendo estos consejos se puede iniciar un camino que lleva a una felicidad mayor.
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