La perspectiva de poder acceder a un trabajo estable —y por lo general vocacional—, en un mercado laboral en el que muchos trabajadores están siendo infrautilizados, sigue siendo la principal razón por la que cada año miles de personas deciden opositar. ¿Pero cómo elegir adecuadamente entre los distintos tipos de oposiciones que salen cada año?
Acertar al elegir una oposición es tan importante como seleccionar las técnicas de estudio que se van a utilizar. Veamos, pues, cuáles son los distintos tipos de oposiciones y algunos consejos para saber cómo estudiarlas.
Tipos de oposiciones
La Administración Pública selecciona al personal que cubrirá las plazas vacantes mediante tres tipos de prueba: oposición, concurso y concurso-oposición.
- La oposición es el más generalizado de los tres métodos y consiste en la realización de un examen con diferentes pruebas teóricas y/o prácticas, incluyendo pruebas físicas, en caso necesario. La puntuación obtenida es la suma del resultado de todas las pruebas de examen.
- El concurso mide solo los méritos del candidato, por ejemplo la formación, la experiencia profesional, carné de conducir, idiomas, etc. La puntuación de estos méritos debe aparecer detallada en la convocatoria del concurso.
- Por último, el concurso-oposición es un proceso selectivo que combina los dos métodos anteriores, es decir, se suma el resultado de las pruebas de examen y los méritos del opositor.
Una vez que se ha resuelto cualquier duda sobre el tipo de oposición al que se va a aspirar, toca organizar el material, organizar bien el tiempo, y sentarse a estudiar.
Cómo estudiar oposiciones: técnicas de estudio
La primera técnica que se debe poner en práctica es, inevitablemente, la elaboración de una planificación adecuada. La capacidad para organizar de manera eficiente el material, el tiempo y el esfuerzo puede resultar determinante para llevar a cabo con éxito nuestra empresa.
Después de establecer un calendario factible, se procede a seleccionar las técnicas adecuadas para memorizar los contenidos de manera provechosa. Es muy probable que el opositor haya cursado estudios previamente donde posiblemente ha utilizado ya técnicas de estudio básicas: subrayado, resúmenes, reglas mnemotécnicas, método de las iniciales, esquemas, mapas conceptuales, etc. Todas ellas son útiles y adecuadas si se aplican adecuadamente, adaptándolas al tipo de contenido que se debe memorizar.
Pero hay algo que también resulta de vital importancia y que frecuentemente se desatiende: la adopción de hábitos de vida saludables, que van a resultar tan valiosos como las propias técnicas de estudio. Así, para aumentar la capacidad de rendimiento, amén del impacto positivo para la salud en general, se recomienda:
- Dormir bien y dormir suficiente.
- Realizar comidas ligeras, siguiendo una alimentación adecuada y estableciendo un horario regular.
- Respetar los tiempos de descanso.
- Practicar ejercicio físico con regularidad.
- Descartar el uso de sustancias estimulantes.
Para finalizar, podríamos concluir que opositar es tomar decisiones: qué estudiar y cómo estudiar; qué se quiere ser y cómo llegar a serlo. La constancia, la consciencia de nuestros límites y las técnicas de estudio adecuadas permitirán al opositor por fin disfrutar de su merecidísimo «happy ending«.
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