El ácido pálmico, popularmente conocido como aceite de palma, es un aceite vegetal que se obtiene de la fruta de la palma (Elaeis Guineensis). Hoy día se ha convertido en un ingrediente esencial en muchas elaboraciones (alimenticias y cosméticas) gracias a su reducido coste de producción. Por todo esto su consumo se ha estandarizado y su cultivo se ha masificado hasta el punto de implicar grandes riesgos a nivel humano y medioambiental.
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Los 4 problemas en la producción de aceite palma
Deforestación
Uno de los principales motivos que conlleva el cultivo de palma es la previa preparación de las tierras. De modo que se recurre a la deforestación de grandes extensiones de bosques tropicales para la plantación de monocultivos de palma. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), incluso se han ubicado plantaciones ilegalmente en áreas naturales protegidas.
La quema como método destructivo es la principal responsable de que estos bosques se conviertan en grandes sumideros de carbono al emitir a la atmósfera preocupantes cantidades de gases de efecto invernadero. Estos, especialmente el CO2, serán responsables en gran medida del calentamiento global y sus nefastas consecuencias sobre nuestro planeta.
Extinción de animales
A su vez, la quema provoca un empobrecimiento de las tierras al destruir toda clase de vida existente en ellas, ya sea animal o vegetal. La posibilidad de extinción de las especies endémicas se evidencia al ver sus hábitats naturales arrasados a favor del capricho humano. Con la destrucción de los corredores naturales, las especies se ven aisladas y, en consecuencia, se dificulta la reproducción de las mismas.
Pesticidas y químicos dañinos
La situación se agrava gracias al empleo de pesticidas y químicos dañinos. Y, por si fuera poco, a menudo se sirven de diferentes métodos agresivos como trampas o disparos a fin de combatir la amenaza que suponen los animales que se adentran en los cultivos.
Desplazamiento de poblaciones
Si la pérdida de biodiversidad y la destrucción de los espacios naturales no fuesen motivos suficientes para hacerle la guerra al aceite de palma, puede que te convenza el peso que tiene a nivel humanitario. Dada la destrucción de las tierras y el empobrecimiento nutricional de las mismas, muchas de las poblaciones de bajos recursos que habitan en las zonas afectadas (fundamentalmente de Malasia, Indonesia y algunos países de América latina) se ven forzadas a desplazarse a nuevas tierras cultivables o, por lo contrario, a trabajar en el monocultivo de la palma. De este modo, sus habitantes son sometidos a condiciones vitales y laborales lamentables que, en ocasiones, rozan la esclavitud humana.
Como consumidores, está en nuestras manos el elegir aquellos productos que rechacen el uso de aceite de palma y todo lo que conlleva. Es un hecho el daño que este aceite vegetal provoca en nuestra salud, pero también debemos tener en cuenta su gran impacto en el medio ambiente. Con el simple gesto de rechazar tales productos estarás contribuyendo en la protección de la biodiversidad, la lucha contra el calentamiento global y la defensa de los derechos humanos.
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